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miércoles, 5 de octubre de 2011

Significan te quiero (Séptima Parte)


Eres demasiado buena para esconderte Ale, nunca puedo encontrarte
Alejandra no regreso a su casa, la estamos buscando, estoy muy preocupado por ella, Gabriel me llamo por teléfono para ver como estábamos, ya que la familia de Alejandra no quiso responderle nada, le conté lo que paso y se puso muy nervioso, me dijo que si la estaba buscando, le conteste que la policía estaba en eso, me regaño, me recordó a mi madre, se enojo conmigo, sus palabras siguen rebotando en mi cabeza.
-¡Si no la hubieses dejado sola!-
Y tiene razón, debí estar con ella, con ellos como en los viejos tiempos, debí haberme quedado con ella, debí haberla ayudado cuando cayó en el lodo, debí haberme quedado con ella cuando bajo del autobús…
Corriendo salí a buscarla, las calles estaban llenas de personas, la casa de Alejandra tenia policías y ambulancias. Yo voy a encontrarla, cueste lo que cueste.
Recorriendo las calles del pueblo busque donde se me ocurrió, pero no logre encontrarla,  han pasado tres horas desde que comencé a buscar, me estoy cansando, el último lugar donde la vieron fue la prepa, ire a ver si la encuentro allí.
Recorriendo los pasillos de la institución, había policías por algunos lados haciendo preguntas a los que estaban cerca.
-¡Oye Chico!- pregunto uno de ellos.
-¿Que ocurre señor?- Conteste.
-¿Has visto a esta chica?- me enseño una foto de Alejandra.
Justo iba a contestar cuando el radio del policía sonó.
-La encontramos, repórtate a la sala de música-
-Correcto, voy para allá, cambio- contestó.
Salió corriendo, y yo detrás de él, tenía que verla, decirle lo que siempre había sentido por ella, abrazarla, llevarla a casa, tal vez podríamos volver a comenzar, ser amigos de nuevo. O tal vez…
El policía entro en la sala de música, salió rápidamente de ella y me detuvo en el pasillo.
-No puedes pasar- dijo con una voz seria.
-Pero señor, ella es mi amiga, ¿Cómo esta? ¿Está bien? Dígame por favor.- replique.
-Vete a casa chico.- dijo con lúgubre voz.
-¡Alejandra!- grite, pero no hubo respuesta – ¡Alejandra!- volví a hacerlo.
Paramédicos entraban y salían, al final uno de ellos miro al policía y dijo.
-No se pudo hacer nada, intentamos reanimarla pero no reacciono, hay que informar a la familia-entro en la sala de música de nuevo.
Me quede helado, no sabía que decir, el policía me hablaba, pero yo no podía escucharlo, solo lo veía mover sus labios, abrí los ojos grandes, toque mi mejilla; estaba húmeda
-No es cierto, ese señor está mintiendo. ¡Alejandra! ¡Ale! ¡Ale!, ¡sal de tu escondite!, ya no juego Ale, ya no… eres demasiado buena para esto, admito que me ganaste de nuevo, así que sal de una vez – sollozaba entre lágrimas.
-¡Chico cálmate!- creí escuchar.
-¡Ale! Ven, ya no quiero jugar al escondite, por favor, vamos a casa, hay que platicar, Gabriel está preocupado y tu familia también- seguí murmurando.
-Siempre lloras porque te gano Neto- escuche un leve susurro.
-Ale… ¿donde estas?-

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