No vayas a espiar, tienes que
contar hasta diez y luego buscarnos
…
Gabriel se marchará pronto,
realmente me hará mucha falta supongo que tengo que aprender a estar sola,
aunque la prepa se me hace muy grande cuando no él no está. Como hoy que no
vino, me dijo que tenía que verificar una papelería y que iría a mi casa en la
tarde, así que hoy estoy comiendo sola en esta banca donde nos sentamos
siempre, de algún modo me siento más cómoda aquí, seguí con mi almuerzo, cuando
escuche un sonido que me pareció familiar.
-Esos ruiditos, tiene que ser-
sonreí un poco y camine siguiendo aquel sonido. Sin pensarlo mucho, llegue a un
salón en la segunda planta de la escuela,
un poco antes de llegar a la puerta el sonido se detuvo de pronto, me
detuve un momento no quería entrar apresuradamente, tal vez era solo mi
imaginación, espere unos momentos y fue cuando lo escuche, tres toques.
Sentí que mi corazón se
estremecía, eran aquellos viejos recuerdos que regresaban a mi mente, tres
toques, tres toques: -tres toques significan te quiero Ale- pensé recordando
las palabras de Ernesto cuando éramos pequeños.
Rápidamente entre al salón, pero
no vi a nadie, pensé que Ernesto estaría allí pero no era así, me entristecí un
poco, puede que todo sea solo producto de mi imaginación, sobre todo ahora que
Gabriel se va, solo son alucinaciones mías, estaba por dar la vuelta y regresar
por donde vine, cuando vi el pequeño triangulo en uno de los asientos estaba
completo, lo tome entre mis manos y sin pensarlo lo toque, tres veces, me sentí
muy feliz de tenerlo, después de todo era un valioso recuerdo y de algún modo
sentía que estaba allí para mi, así que lo tome y salí.
Regrese a aquella banca y me
senté, tome el pequeño triangulo entre mis manos y comencé a llorar, mi corazón
se estaba partiendo en pedazos, eran mis recuerdos; nuestros recuerdos, tal vez
algún dia pudiésemos volver al pasado, pero no se puede regresar aunque de
alguna manera, esta es la forma en que Ernesto me dice que sigue conmigo, que
seguimos siendo amigos, o al menos quiero creer eso.
Terminaron las clases, estaba
dispuesta a regresar a casa, llevaba el pequeño triangulo conmigo colgado de un
lateral de mi mochila, cuando ellas me encararon.
-Ya casi nos deshacemos de uno,
pero aun así quedará otro estorbo aquí- dijo una chica con tono déspota.
No la miré e intente seguir
caminando.
-No me ignores ballena, o ¿es que
tu grasa te tapa los oídos y te hace
estar sorda?- dijo otra de ellas.
-Déjenme en paz, no tengo
intenciones de hablar con ustedes- conteste indiferente.
-Sabemos que tu novio el vampiro
ese se va a mudar, así que solo queda deshacernos de ti, bueno faltarían
algunos raros más, pero ustedes son los que osan estar aquí donde todos podamos
verlos, y asquearnos, así que si no quieres que hagamos de tu vida un infierno
es mejor que te unas al resto y te vayas a la zona oscura de los raros gorda
asquerosa- replico una voz irritada.
-No es de su incumbencia y ustedes
no me mandan- conteste sencillamente.
-¿Qué es esto?- dijo una y se
acerco a mi tratando de quitarme el triangulo.
-¡No lo toques!- me moví para
evitar que me lo quitara, pero las otras se abalanzaron sobre mi y empezaron a
jalonearme hasta que lograron zafarlo.
-Es solo una basura- dijo una de
ellas.
-Montoneras, son unas cobardes, de
una por una- dije muy molesta.
-Callate ballena- gruño Mariana y
me golpeo con su bolsa en la cabeza.
-¿Qué te pasa?- replique
-¿Qué te pasa a ti asquerosa?
Salir a la calle en público, debieran venderte a un circo como elefante-
contesto.
- y a ti llevarte a terapia por
anoréxica- conteste enojada, trate de zafarme de esas chicas, pero de nuevo se
abalanzaron sobre mí, así que solo me quedo intentar quitármelas de encima.
-Parece que esta basura es
importante para ti- dijo Mariana tomando el triangulo
-¡Suéltalo! Es mío- implore
-Ruégame, y tal vez lo piense-
contesto Mariana.
-Dámelo, por favor- dije casi
llorando
-si tanto lo quieres, ve por el-
dijo y lo lanzo tan lejos como pudo, cayó en un charco de lodo, así que corrí
lo más rápido que pude y trate de sacarlo.
-¡MIREN COMO LA CERDA REGRESA AL
CHIQUERO!- grito Mariana
Solo alcance a escuchar las risas,
todos se burlaban, uno de ellos arrojo un pedazo de maíz y sentí un empujón con
lo que caí al lodo y me manche totalmente, las risas continuaron, las burlas.
En ese momento, solo pensaba en morirme o que me tragara la tierra, comencé a
llorar y salí corriendo hacia la salida, resbalándome un poco por el lodo de
mis zapatos, tome el bus, y las risas continuaron todo el camino, sentía las
burlas y las risas sobre mí, llegue a casa.
-¿pero Alejandra que te paso?-
pregunto mi madre preocupada
-No quiero hablar de eso- dije
llorando y corrí a encerrarme a la habitación.
Las horas pasaron, cuando escuche
que tocaron la puerta.
-¿Quién es?- pregunte aun
deprimida.
-¡Ale! Ábreme, soy Gabriel.-
contesto
-No quiero hablar, no estoy de
ánimo, lo siento.- conteste sollozando.
-Abre la puerta Alejandra- grito
mi madre.
-¡No quiero!- replique
Escuche como se alejaban, fue
cuando pensé y abrí la puerta despacio, eche un vistazo. No había nadie en el
pasillo, o eso pensaba, cuando Gabriel salió del otro lado y me abrazo de
nuevo, yo rompí llorando.
-Alejandra ¿Qué te pasa?- pregunto
preocupado.
Le conté todo lo sucedido desde lo
del triangulo hasta lo del lodo, con lujo de detalles. El me miro dulcemente y
volvió a abrazarme, toco mi cabeza con su mano suavemente.
-No llores Ale, no vale la pena
llorar por eso- dijo consolándome
-Pero Gabriel, es que me sentí
horrible, y ahora tú te irás también, yo… no se qué hacer- seguí llorando.
-No llores Ale, por favor.- me
miro a los ojos, yo lo mire también, sonrió dulcemente y acercándose a mi roso
suavemente mis labios con los suyos. Me sorprendí muchísimo, no sabía qué hacer
o que decir. Cuando dejo de besarme me
miro nuevamente y dijo:
-Prometí que no tomaría ventaja,
pero ya me voy así que no tengo nada de qué arrepentirme-
-Ga…Gabriel… ¿Por qué hiciste
eso?- tartamudee aun sorprendida.
-Es sencillo Ale, no quería
quedarme con el sentimiento, siempre me has gustado, pero sé que tu quieres a
alguien más y no te culpo, aun así prometí seguir a tu lado siempre y ahora que
me voy tenía que cumplir conmigo mismo o me hubiese arrepentido el resto de mis
días, ahora que te lo he dicho, puedo partir con más tranquilidad- dijo
amablemente y cruzo la puerta –Nos vemos Ale, cuídate mucho, te quiero- dijo y
se marcho.
Me quede muda unos momentos, no
sabía que decir, habíamos sido amigos tanto tiempo y jamás me di cuenta de lo
que él sentía, lo lastime, la única persona que ha estado siempre conmigo y yo
le lastime, no quiero, volver a lastimar a nadie.
Gabriel
se marcho ayer, yo he acallado mi voz desde entonces, o quizás sea esta la que
no quiere salir de mi pecho, cuando intento hablar con alguien siempre termino
callando, llevo el pequeño triangulo a todos lados, cuando vi partir a Gabriel
el me miro a los ojos de nuevo y sonrió, no con su clásica sonrisa, si no una
triste casi pude notar que lloraba, sentí un gran nudo en la garganta y también
llore, en silencio lo hice, Ernesto no se vio por ninguna parte, supongo ni
siquiera supo que Gabriel se fue, sigo pensando que esto es injusto, ahora solo
siento que mi alma se está partiendo, ya no quiero nada, no quiero volver a hablar
con personas que no saben lo que se siente, los chicos y chicas de la prepa
siguen riendo, siguen burlándose y yo los escucho, pero ya no contesto nada, ya
no tengo ganas de hacerlo.