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jueves, 6 de octubre de 2011

Significan te quiero (Final)


Aquí se rompió una taza
El cuerpo de Alejandra fue encontrado en la sala de música el día Lunes por la tarde-noche, en la escuela se encontraban pocas personas, habían fumigado aquella mañana, dicen que la encontraron en posición fetal abrazando un pequeño triangulo de metal entre sus brazos, su rostro se veía triste, pero se encontraba dormida, al parecer no se dieron cuenta de que estaba dentro debido a que se escondió detrás de una repisa donde había un hueco, las familia a interpuesto una denuncia contra la escuela por presunto homicidio, los líderes de la institución se han negado a dar algún testimonio, personal de la preparatoria justifica diciendo que se había informado a los alumnos que salieran y cuando se dio el rondín no notaron la presencia de la chica porque no emitía sonidos.
La familia de Alejandra está de luto, Gabriel pidió unos días y vino al funeral, golpeo a Ernesto hasta que se le cansaron los brazos, Ernesto no emitió defensa alguna, cuando Gabriel reacciono le ayudo a levantarse y le pidió disculpas, ambos terminaron su discusión llorando, Ernesto no paro de disculparse con Gabriel, varias veces le pidió que lo matará.
-Es mi culpa, todo esto es mi culpa- gemía Ernesto.
-Ya cállate, no es culpa de nadie y es culpa de todos a la vez- dijo al final Gabriel.
Meses han pasado desde ese fatídico lunes, la institución sigue funcionando, y gracias a sus abogados la demanda se cancelo, pidieron disculpas a la familia, el moño negro sigue colgado en las puertas.
Ernesto camina hacia la entrada, hacia una semana que no se había parado en la institución. No sonreía ni miraba  a nadie, caminaba con pasos leves, Mariana se acerco a él y lo tomo del brazo.
-Ernesto, no estés triste, no es tu culpa sabes. ¿Además es mejor así no crees? Vamos sonríe.- dijo y emitió una dulce sonrisa.
Ernesto la miro seriamente, aparto su brazo de ella.
-No vuelvas a dirigirme la palabra, ni tu ni tus amigas, déjenme solo- dijo secamente y continuo caminando.
-Pero Ernesto, ¿somos amigos no?- dijo mientras caminaba apresuradamente detrás de él.
-Mis amigos ya no están, aquí solo tengo conocidos, los verdaderos amigos están cuando más los necesitas, no cuando te conviene que te vean con ellos.- caminaba apresuradamente.
-Ernesto no digas eso. Además ni Gabriel ni Alejandra estaban a tu altura, es mejor ahora que no están- comento tranquilamente.
-¡Callate! Tú no sabes nada, ninguno de ustedes sabe nada, no te atrevas a mencionarlos ninguno de ustedes esta a la altura de ellos, nunca lo estuvieron.- gruño enojado y entro al salón de clase.
La sala de música fue cerrada, por algunas semanas, repararon el hueco detrás del estante y trasladaron todos los instrumentos a una sala nueva, la antigua sala de música ahora es usada como una bodega.
Los meses siguen pasando la graduación ya se acerca. Dicen que si te aproximas a la bodega de la academia, puedes escuchar el sonido de un pequeño triangulo que suena con tres toques. Si pones mucha atención y te quedas quieto sin decir nada se oye.
-Tres toques significan te quiero- susurro suavemente el viento.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Significan te quiero (Séptima Parte)


Eres demasiado buena para esconderte Ale, nunca puedo encontrarte
Alejandra no regreso a su casa, la estamos buscando, estoy muy preocupado por ella, Gabriel me llamo por teléfono para ver como estábamos, ya que la familia de Alejandra no quiso responderle nada, le conté lo que paso y se puso muy nervioso, me dijo que si la estaba buscando, le conteste que la policía estaba en eso, me regaño, me recordó a mi madre, se enojo conmigo, sus palabras siguen rebotando en mi cabeza.
-¡Si no la hubieses dejado sola!-
Y tiene razón, debí estar con ella, con ellos como en los viejos tiempos, debí haberme quedado con ella, debí haberla ayudado cuando cayó en el lodo, debí haberme quedado con ella cuando bajo del autobús…
Corriendo salí a buscarla, las calles estaban llenas de personas, la casa de Alejandra tenia policías y ambulancias. Yo voy a encontrarla, cueste lo que cueste.
Recorriendo las calles del pueblo busque donde se me ocurrió, pero no logre encontrarla,  han pasado tres horas desde que comencé a buscar, me estoy cansando, el último lugar donde la vieron fue la prepa, ire a ver si la encuentro allí.
Recorriendo los pasillos de la institución, había policías por algunos lados haciendo preguntas a los que estaban cerca.
-¡Oye Chico!- pregunto uno de ellos.
-¿Que ocurre señor?- Conteste.
-¿Has visto a esta chica?- me enseño una foto de Alejandra.
Justo iba a contestar cuando el radio del policía sonó.
-La encontramos, repórtate a la sala de música-
-Correcto, voy para allá, cambio- contestó.
Salió corriendo, y yo detrás de él, tenía que verla, decirle lo que siempre había sentido por ella, abrazarla, llevarla a casa, tal vez podríamos volver a comenzar, ser amigos de nuevo. O tal vez…
El policía entro en la sala de música, salió rápidamente de ella y me detuvo en el pasillo.
-No puedes pasar- dijo con una voz seria.
-Pero señor, ella es mi amiga, ¿Cómo esta? ¿Está bien? Dígame por favor.- replique.
-Vete a casa chico.- dijo con lúgubre voz.
-¡Alejandra!- grite, pero no hubo respuesta – ¡Alejandra!- volví a hacerlo.
Paramédicos entraban y salían, al final uno de ellos miro al policía y dijo.
-No se pudo hacer nada, intentamos reanimarla pero no reacciono, hay que informar a la familia-entro en la sala de música de nuevo.
Me quede helado, no sabía que decir, el policía me hablaba, pero yo no podía escucharlo, solo lo veía mover sus labios, abrí los ojos grandes, toque mi mejilla; estaba húmeda
-No es cierto, ese señor está mintiendo. ¡Alejandra! ¡Ale! ¡Ale!, ¡sal de tu escondite!, ya no juego Ale, ya no… eres demasiado buena para esto, admito que me ganaste de nuevo, así que sal de una vez – sollozaba entre lágrimas.
-¡Chico cálmate!- creí escuchar.
-¡Ale! Ven, ya no quiero jugar al escondite, por favor, vamos a casa, hay que platicar, Gabriel está preocupado y tu familia también- seguí murmurando.
-Siempre lloras porque te gano Neto- escuche un leve susurro.
-Ale… ¿donde estas?-

martes, 4 de octubre de 2011

Significan te Quiero (Sexta Parte)


Si no me encuentras, entonces abre ganado
Ha pasado una semana desde que Gabriel se marchó, aun sigo escuchando las burlas de los demás, pero no tengo ganas de contestar, no tengo deseos de hablar con nadie, mi madre constantemente me pregunta que me pasa, yo no quiero hablar con ella tampoco, siento que si sigo quejándome solo voy a volver a lastimar a alguien como lo hice con Gabriel. Ya no tengo derecho a replicar, ya no tengo derecho a lastimar a alguien que amo.
Otra semana más, mi madre me ha llevado con un especialista, un psicólogo podría decirse, el señor me hace preguntas, pero no le contesto nada, me enseña unos dibujos y yo solo toco el pequeño triangulo de alguna manera le hago saber que lo escucho, pero no quiero hablar con él. Le dijo a mi madre que sufro un estado de depresión y le cuestiono sobre lo que había pasado, le dijo que necesitaba terapia y que preferiblemente me llevara con cierta regularidad. Ya no quiero ir a verlo.
Esta semana eh tomado el triangulo y he salido a la calle, mirando por todos lados eh visto a las personas burlándose de los demás, que si aquel esta enano, que si aquel es negro, que si aquel está demasiado alto, que aquel es un monstro, que aquella es una ballena, que aquella es una zorra, constantemente veo estas cosas y me pregunto ¿Qué hace a una persona perfecta? ¿Por qué no se dan cuenta que todo esto lastima? Quiero gritar, pero las palabras no salen de mi boca.
Hoy he dormido horas y horas, como es domingo no tengo que salir de mi cuarto si no quiero, la verdad es que no tengo ganas de hacerlo, tengo el pequeño triangulo entre las manos lo abrazo, parece que es el único recuerdo que me queda de mis amigos, no quiero volver a salir con nadie más, ya no tengo deseos de hacerlo, a veces me dan ganas de no despertar nunca.
Este lunes no quiero salir de la cama, mi madre insiste en que vaya a la prepa,  entra a mi cuarto y me ayuda a levantarme, supongo que debiera hacerlo, me mira con tristeza, verla me provoca un sentimiento de remordimiento, así que hago lo que me indica con rapidez, tomo mis cosas y salgo, camino por las calles y tomo el autobús, Mariana me mira con una expresión de desprecio, bajo la mirada para no tener que confrontarla, ella alardea con el resto de sus amigas, me siento al final del autobús.
La sala de música está sola, de alguna forma me siento cómoda aquí, no quiero entrar a clases hoy, solo quiero dormir… este lugar es tranquilo… dormiré… 

lunes, 3 de octubre de 2011

Significan Te quiero (Quinta Parte)


No vayas a espiar, tienes que contar hasta diez y luego buscarnos
Gabriel se marchará pronto, realmente me hará mucha falta supongo que tengo que aprender a estar sola, aunque la prepa se me hace muy grande cuando no él no está. Como hoy que no vino, me dijo que tenía que verificar una papelería y que iría a mi casa en la tarde, así que hoy estoy comiendo sola en esta banca donde nos sentamos siempre, de algún modo me siento más cómoda aquí, seguí con mi almuerzo, cuando escuche un sonido que me pareció familiar.
-Esos ruiditos, tiene que ser- sonreí un poco y camine siguiendo aquel sonido. Sin pensarlo mucho, llegue a un salón en la segunda planta de la escuela,  un poco antes de llegar a la puerta el sonido se detuvo de pronto, me detuve un momento no quería entrar apresuradamente, tal vez era solo mi imaginación, espere unos momentos y fue cuando lo escuche, tres toques.
Sentí que mi corazón se estremecía, eran aquellos viejos recuerdos que regresaban a mi mente, tres toques, tres toques: -tres toques significan te quiero Ale- pensé recordando las palabras de Ernesto cuando éramos pequeños.
Rápidamente entre al salón, pero no vi a nadie, pensé que Ernesto estaría allí pero no era así, me entristecí un poco, puede que todo sea solo producto de mi imaginación, sobre todo ahora que Gabriel se va, solo son alucinaciones mías, estaba por dar la vuelta y regresar por donde vine, cuando vi el pequeño triangulo en uno de los asientos estaba completo, lo tome entre mis manos y sin pensarlo lo toque, tres veces, me sentí muy feliz de tenerlo, después de todo era un valioso recuerdo y de algún modo sentía que estaba allí para mi, así que lo tome y salí.
Regrese a aquella banca y me senté, tome el pequeño triangulo entre mis manos y comencé a llorar, mi corazón se estaba partiendo en pedazos, eran mis recuerdos; nuestros recuerdos, tal vez algún dia pudiésemos volver al pasado, pero no se puede regresar aunque de alguna manera, esta es la forma en que Ernesto me dice que sigue conmigo, que seguimos siendo amigos, o al menos quiero creer eso.
Terminaron las clases, estaba dispuesta a regresar a casa, llevaba el pequeño triangulo conmigo colgado de un lateral de mi mochila, cuando ellas me encararon.
-Ya casi nos deshacemos de uno, pero aun así quedará otro estorbo aquí- dijo una chica con tono déspota.
No la miré e intente seguir caminando.
-No me ignores ballena, o ¿es que tu grasa te tapa los oídos y  te hace estar sorda?- dijo otra de ellas.
-Déjenme en paz, no tengo intenciones de hablar con ustedes- conteste indiferente.
-Sabemos que tu novio el vampiro ese se va a mudar, así que solo queda deshacernos de ti, bueno faltarían algunos raros más, pero ustedes son los que osan estar aquí donde todos podamos verlos, y asquearnos, así que si no quieres que hagamos de tu vida un infierno es mejor que te unas al resto y te vayas a la zona oscura de los raros gorda asquerosa- replico una voz irritada.
-No es de su incumbencia y ustedes no me mandan- conteste sencillamente.
-¿Qué es esto?- dijo una y se acerco a mi tratando de quitarme el triangulo.
-¡No lo toques!- me moví para evitar que me lo quitara, pero las otras se abalanzaron sobre mi y empezaron a jalonearme hasta que lograron zafarlo.
-Es solo una basura- dijo una de ellas.
-Montoneras, son unas cobardes, de una por una- dije muy molesta.
-Callate ballena- gruño Mariana y me golpeo con su bolsa en la cabeza.
-¿Qué te pasa?- replique
-¿Qué te pasa a ti asquerosa? Salir a la calle en público, debieran venderte a un circo como elefante- contesto.
- y a ti llevarte a terapia por anoréxica- conteste enojada, trate de zafarme de esas chicas, pero de nuevo se abalanzaron sobre mí, así que solo me quedo intentar quitármelas de encima.
-Parece que esta basura es importante para ti- dijo Mariana tomando el triangulo
-¡Suéltalo! Es mío- implore
-Ruégame, y tal vez lo piense- contesto Mariana.
-Dámelo, por favor- dije casi llorando
-si tanto lo quieres, ve por el- dijo y lo lanzo tan lejos como pudo, cayó en un charco de lodo, así que corrí lo más rápido que pude y trate de sacarlo.
-¡MIREN COMO LA CERDA REGRESA AL CHIQUERO!- grito Mariana
Solo alcance a escuchar las risas, todos se burlaban, uno de ellos arrojo un pedazo de maíz y sentí un empujón con lo que caí al lodo y me manche totalmente, las risas continuaron, las burlas. En ese momento, solo pensaba en morirme o que me tragara la tierra, comencé a llorar y salí corriendo hacia la salida, resbalándome un poco por el lodo de mis zapatos, tome el bus, y las risas continuaron todo el camino, sentía las burlas y las risas sobre mí, llegue a casa.
-¿pero Alejandra que te paso?- pregunto mi madre preocupada
-No quiero hablar de eso- dije llorando y corrí a encerrarme a la habitación.
Las horas pasaron, cuando escuche que tocaron la puerta.
-¿Quién es?- pregunte aun deprimida.
-¡Ale! Ábreme, soy Gabriel.- contesto
-No quiero hablar, no estoy de ánimo, lo siento.- conteste sollozando.
-Abre la puerta Alejandra- grito mi madre.
-¡No quiero!- replique
Escuche como se alejaban, fue cuando pensé y abrí la puerta despacio, eche un vistazo. No había nadie en el pasillo, o eso pensaba, cuando Gabriel salió del otro lado y me abrazo de nuevo, yo rompí llorando.
-Alejandra ¿Qué te pasa?- pregunto preocupado.
Le conté todo lo sucedido desde lo del triangulo hasta lo del lodo, con lujo de detalles. El me miro dulcemente y volvió a abrazarme, toco mi cabeza con su mano suavemente.
-No llores Ale, no vale la pena llorar por eso- dijo consolándome
-Pero Gabriel, es que me sentí horrible, y ahora tú te irás también, yo… no se qué hacer-  seguí llorando.
-No llores Ale, por favor.- me miro a los ojos, yo lo mire también, sonrió dulcemente y acercándose a mi roso suavemente mis labios con los suyos. Me sorprendí muchísimo, no sabía qué hacer o que decir.  Cuando dejo de besarme me miro nuevamente y dijo:
-Prometí que no tomaría ventaja, pero ya me voy así que no tengo nada de qué arrepentirme-
-Ga…Gabriel… ¿Por qué hiciste eso?- tartamudee aun sorprendida.
-Es sencillo Ale, no quería quedarme con el sentimiento, siempre me has gustado, pero sé que tu quieres a alguien más y no te culpo, aun así prometí seguir a tu lado siempre y ahora que me voy tenía que cumplir conmigo mismo o me hubiese arrepentido el resto de mis días, ahora que te lo he dicho, puedo partir con más tranquilidad- dijo amablemente y cruzo la puerta –Nos vemos Ale, cuídate mucho, te quiero- dijo y se marcho.
Me quede muda unos momentos, no sabía que decir, habíamos sido amigos tanto tiempo y jamás me di cuenta de lo que él sentía, lo lastime, la única persona que ha estado siempre conmigo y yo le lastime, no quiero, volver a lastimar a nadie.
Gabriel se marcho ayer, yo he acallado mi voz desde entonces, o quizás sea esta la que no quiere salir de mi pecho, cuando intento hablar con alguien siempre termino callando, llevo el pequeño triangulo a todos lados, cuando vi partir a Gabriel el me miro a los ojos de nuevo y sonrió, no con su clásica sonrisa, si no una triste casi pude notar que lloraba, sentí un gran nudo en la garganta y también llore, en silencio lo hice, Ernesto no se vio por ninguna parte, supongo ni siquiera supo que Gabriel se fue, sigo pensando que esto es injusto, ahora solo siento que mi alma se está partiendo, ya no quiero nada, no quiero volver a hablar con personas que no saben lo que se siente, los chicos y chicas de la prepa siguen riendo, siguen burlándose y yo los escucho, pero ya no contesto nada, ya no tengo ganas de hacerlo.

domingo, 2 de octubre de 2011

Significan te quiero (Cuarta Parte)


No te olvides, tocar tres veces el triangulo significa te quiero
No pude evitar pensar en lo que me dijo Gabriel, y toda la noche soñé cosas de cuando éramos pequeños, es cierto que yo siempre estaba solo, los otros niños se burlaban de mi, decían que tenia dientes de metal y peinado de cazuela, solo Alejandra me hablo aquella vez, se acerco a mi sonriendo, yo tocaba el triangulo que me había regalado mi padre, ella escucho y me invito a jugar con ellos. 
Toda la primaria fue así; Gabriel, Alejandra y Yo; siempre juntos, jugábamos escondidas y ella siempre me encontraba por el triangulo, me parecía injusto porque tenía que contar después, pero ella siempre sonreía y me abrazaba, si he de ser sincero, siempre sentí un afecto especial por ella, pero, todo cambio en la secundaria, casi al finalizar el ciclo mi voz comenzó a cambiar, me quitaron los brackets y me deje crecer el cabello, fue cuando todas esas chicas lindas se acercaron a mí y no pude dejar de complacerlas. Ahora que lo pienso fue allí cuando comenzamos a distanciarnos, aun así, seguimos frecuentándonos y decidimos ir a la misma preparatoria.
Pero todas esas fiestas y tocadas con la banda pues te quitan tiempo y ya no pude ir a la casa de Alejandra tan seguido, supuse que ellos lo entenderían, pero viene Gabriel a armarme un teatro y a decirme idiota, y yo que me estaba preocupando porque lo habían golpeado…
Pero si lo pienso bien, fui yo quien le dijo gorda a Ale, es verdad que a veces no escucho lo que digo, aunque no se, siento que debería disculparme con ella.
Me levante de la cama ese Lunes, me prepare para irme a la prepa, solo al salir ya estaban esperándome Mariana y sus amigas.
-¡Ernesto, ven que ya es tarde para irnos a la escuela!- dijo Mariana con amabilidad.
-Qué guapo te ves hoy- comento una de sus amigas.
-Eh, gracias- comente con tranquilidad.
Caminamos los cuatro hasta la parada de autobús, una de ellas hablaba por celular, otra se acomodaba el cabello y Mariana me llevaba tomado del brazo mientras se ponía labial transparente en la boca. Me pregunto porque Alejandra no se arreglara como las otras chicas, siempre la veo igual sin maquillaje y aunque su ropa se le ve bien pues tampoco es tan llamativa como la de estas niñas. Tal vez si se cuidara más, no la molestarían.
-¿en qué piensas Ernesto?- pregunto Mariana cuando nos sentamos en el autobús.
-No es nada Mariana- conteste distante.
Me tomo del brazo y se recargo en mi hombro, le sonreí, realmente se ve muy linda así. El autobús se detuvo, Alejandra y Gabriel subieron, el me dirigió una mirada inquisidora y ella solo me miro rápido y se sentó. Cuando llegamos, ambos bajaron del autobús rápidamente y se alejaron, los seguí con la mirada unos momentos, pero cuando baje del autobús los perdí de vista, el resto del equipo de basquetbol ya estaba allí esperándome. Escuche que hablaban, pero mi mente estaba en otro lado, solo pensaba en disculparme con Gabriel y Ale, pero no se presentaba la oportunidad.
Pasaron las horas de clases, durante el descanso pensé en acercarme a ellos, pero el resto de los chicos del equipo me invitaron a comer a la cafetería, solo los vi que hablaban y Ale lloraba mucho. En el termino de clases iba decidido a encontrarme con ellos, pero Mariana me dijo que si la podía acompañar a su casa y le dije que sí. En la tarde, quise ir a verla a su casa, pero la banda quiso ensayar y ya no tuve tiempo.  Ahora estoy de nuevo aquí, recostado en la cama de mi habitación, pensando que hacer. Cuando me moví un poco la almohada cayó y un familiar sonido llego a mis oídos, el triangulo se había caído al suelo y sonó… lo tome entre mis manos y lo toque, sin pensarlo, tres veces.
-Tres veces significan te quiero Ale- recordé y de alguna manera sonreí  –ya sé que hacer- salte un par de veces emocionado y me fui a dormir.

sábado, 1 de octubre de 2011

Significan te quiero (Parte Dos y Tres)


Ve, ¡corre escóndete! Contaré hasta diez y te buscaré aunque no estés listo, uno… dos… tres…
Otra vez recordé viejas palabras, últimamente Ernesto viene menos a  platicar conmigo y Gabriel, antes lo hacía cada tarde, después cada tercer día, después cada semana y ahora lleva un mes que no viene, empiezo a sentirme sola, sobre todo después de saber que Gabriel se mudará el siguiente mes.
-No te preocupes Ale, sabes que podremos seguir charlando aunque sea por carta, o también por email, además ya se pueden hacer video llamadas con la computadora, así que no será tan malo como lo haces ver.- dijo Gabriel tranquilamente –además todavía falta un mes, me mudare cuando se termine el semestre, y vendré a visitarte en cuanto pueda, pero quiero estudiar en esa preparatoria, porque me han dado una beca y de allí tendré asegurada la carrera en una buena universidad, además aquí también solo te quedará un semestre. – añadió.
-Pero eres mi único amigo en este lugar Gabriel, no sé qué haré sin ti, aunque lo trato de entender me es difícil asimilarlo, no es que no esté feliz, es solo que, aun no te vas y ya comienzo a extrañarte.- dije con tristeza
-¡Ay Ale! No llores- golpeo suavemente mi cabeza y luego me abrazo.
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Te encontré, ese pequeño triangulo siempre hace ruiditos y te delata, pero sabes una cosa, sus ruiditos son divertidos y de esa manera aunque te pierdas en la oscuridad te encontraré y te abrazare siempre.
Han pasado dos semanas, Alejandra aun se siente triste, la invite a salir para que nos despejáramos un poco, a mi también se me hace difícil mudarme; después de todo; toda mi vida la eh pasado aquí, pero mi familia se ira y conseguí esa jugosa beca en esa preparatoria, no le puedo hacer el feo, se que ella  lo entiende, pero aun así sigue llorando cada vez que lo recuerda.
Alejandra y yo siempre hemos sido amigos, desde que éramos pequeños y jugábamos los tres juntos. Ernesto, ella y yo; siempre solíamos jugar escondidas, y ella encontraba a Ernesto tan rápido que este terminaba llorando por eso y ella siempre lo abrazaba para que no llorara, viejos tiempos, pero ahora todo eso es solo un recuerdo, Ernesto se separo de nosotros y nosotros estamos de este lado.
Me siento triste por Ale, realmente debería intentar hacer algo.
Salí de casa en la tarde, y fui a casa de Ernesto, quería hablar con él de todo esto, aun no llegaba cuando me abordaron sus amigos del equipo y me miraron con cara molesta.
-Oye raro, si tu joto, ¿A dónde vas?-
Camine sin contestar, la verdad discutir no era mi motivo, al menos no con ellos. Uno de ellos me tomo por la camiseta e intento levantarme.
-¡No me ignores idiota! Puedo partirte la cara cuando quiera- gruño molesto.
-Eso es algo que me tiene tan preocupado- conteste sarcásticamente.
-¿Qué dijiste?- y lanzo su puño contra mí, le regrese el favor, pero todos los demás se metieron, intente defenderme como pude, pero de repente ya no supe quien era.
Cuando desperté se habían ido, me dolía todo el cuerpo, me levante y volví a caminar hacia donde iba, esto no me detendría, me toque la boca palpitante, sangraba. Llegue a la casa de Ernesto, toque la puerta y él abrió.
-¡Gabriel! ¿Pero que te paso bro?- Escuche su voz preocupada.
-No es nada importante Ernesto, olvídalo.- conteste serenamente.
-No me digas que lo olvide, dime quien te hizo esto para irle a partir la cara ahora mismo- dijo molesto.
-¡que lo dejes así Ernesto! Esto no es a lo que vine y no es lo importante ahora- volví a comentar.
-¡Pero Bro!-  replicó.
-Nada de pero Bro, Ernesto ¿Por qué no has ido a casa de Alejandra?- lo mire
Él se quedo callado y bajo la mirada unos momentos, me invito a pasar. Su madre me ayudo curar mis heridas, no eran graves, pero dolían; cuando hubo terminado; fuimos a la habitación de Ernesto, él se sentó en su cama y yo en un sillón que tenía cerca, lo mire fijamente.
-¿Y bien? Aun espero la respuesta Ernesto- le dije serenamente.
Se mantuvo silencio.
-¡Dime! ¿Por qué te mantienes callado Ernesto? ¿Por qué ya no vas a charlar con nosotros a casa de Ale? – pregunte molesto ahora.
Me miro, su rostro reflejaba algo de molestia y cierta preocupación.
-Es que no se que van a decir los demás del equipo, siempre que salgo me preguntan a donde voy, últimamente me invitan a más fiestas y no les puedo decir que no, además…-  se detuvo
-¿Además qué?- le interrogue molesto.
-Además no es genial que te digan que la gorda es tu novia, me hace pasar ridículos, como esa vez que se nos acerco, y todos comenzaron a insultarla, me moleste con ellos y se empezaron a burlar de mí, me hicieron sentir un idiota- dijo molesto.
-¡Gorda! ¡Escúchate! ¿Desde cuándo te importa tanto lo que digan los demás? no te sientas un idiota- me levante –Eres un idiota, un idiota como ellos-
-¡Cállate Gabriel! ¡Tú no entiendes lo que es estar bajo esa presión todo el tiempo!- se puso de pie también
-Y tu olvidaste lo que se siente estar solo.- le recrimine molesto –Guarda silencio un momento Ernesto y escucha, nunca me importo con que personas te juntaras es tu vida y tú sabrás que haces con ella, pero si mal no recuerdo nosotros estábamos siempre solos, hasta que fue la misma Alejandra la que nos reunió, ella y yo jugábamos juntos y cuando te vio solo, ella te invito a jugar con nosotros, si tu quieres olvidarte de nuestra infancia y de todo lo que pasamos está bien y si a ti no te importa a mí también me puede valer… pero a Alejandra le importa mucho.- lo mire fijamente.
-¿y qué quieres que yo haga Gabriel? ¿Quieres que deje el equipo solo para juntarme con ustedes? ¿Qué deje a mis otros amigos solo porque a ustedes no les agradan?- contesto molesto.
-Solo quiero que pienses quiénes son tus amigos Ernesto- cerré los ojos un momento y me di la vuelta, abrí la puerta –me mudaré en dos semanas, no me importa si no te despides de mi, ya que me estoy dando cuenta quienes son los que realmente te importan, adiós… bro…- salí y cerré la puerta enojado.