Buscar este blog

martes, 10 de enero de 2012

Prosa

Aun ante la bondad de esa persona, inundada estoy de este deseo, puritano culminar del pensamiento etéreo, o tal vez, no se inunden las razones de mi llanto.
Más en la calma de mis tristezas veo distante a cada momento, un mar que inunda mis ojos o he mejor de afirmar que ¿un huracán inunda mis pupilas?
Pero cuando llegue la calma, un momento después de la tempestad; vagaré como fantasma por los viles caminos de la depresión, sin lágrimas en mis ojos, mas oprimiéndome cadenas en el corazón.
Aún así, aunque siga como espíritu atado, poseyendo tu nombre en este eterno deseo, sin poder conseguir descanso, aunque llegue a pasar, se que tarde o temprano olvidare la razón de mi tristeza y seguiré vagando por las calles, como antes, como siempre...
Un paso detrás del otro y una otra detrás de ti.
Mas yo olvidaré vuestro nombre, olvidare vuestro recuerdo; o quien lo sabe, tal vez no lo olvide, ya que nunca llegamos a olvidar; entonces dejare de sentiros, y me abandonaré a la oscuridad. Clamando venganza, ante aquellos que osaron arrebatarme vuestra belleza, ante quienes osaron arrebatarme vuestra dulzura, ante aquellos quienes ahora... viven en vuestro interior.

1 comentario: